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2 marzo ➟ luna llena
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Plano de la casa. ―Vivienda de Gwen y Sam.

Legalmente, en el contrato de alquiler figuran los nombres de Ava Jones y Amelia Williams, identidades falsas de ambas brujas. Nadie en el mundo mágico, únicamente sus allegados, sabe que viven aquí.
En este lugar, ambas han conseguido algo parecido a la estabilidad: tienen un lugar donde estar juntas, sin miedo a que las descubran, y donde pueden hacer la vida que de otra manera se les ha negado.
Consta de un jardín delantero con setos muy cuidados, la delicia de Don Cerdito, así como de un jardín trasero reconvertido en huerto de especias (para Gwen, la cocinera oficial de la casa), al cual se accede a través de la puerta de la cocina. También cuenta con un garaje, lugar en que Gwendoline guarda el coche de su madre, y un par de bicicletas con las que la pareja suele irse de excursión al bosque.
Personajes que saben que Gwendoline y Sam viven aquí:
- Caroline Shepard
- Laith Gauthier
(Click aquí y aquí para verlas más grandes)



Igual que el resto de la casa, las chicas lo pintaron con sus propias manos (con la ayuda inestimable de Santiago Marrero). Al fondo hay una chimenea, y al pie de la escalera que conduce al segundo piso, duermen los dos gatos, Chess y Don Gato.
Alguno de ellos disfruta afilando las uñas en la pata de la mesa. Gwen y Sam todavía intentan descubrir cuál de los dos es, pero tienen sus sospechas…

Por norma general desayunan, almuerzan y cenan en el comedor, pero no es raro que ambas coincidan por la mañana y terminen comiéndose la tortada y bebiéndose el café en mitad de la cocina, subidas a la encimera medias dormidas.
Ambas han adoptado una dieta vegetariana, por lo que no encontrarás en la casa nada de carne ni de pescado, pero sí elementos que provengan de los animales, pues no han abrazado todavía―ni creen que lo hagan, porque el chocolate con leche y el queso son sagrados―el veganismo.
Hay algunas cosas que no pueden faltar en la cocina de las chicas:
- Picante para la comida, en honor a Gwendoline.
- Chocolate en todas sus variantes, en honor a Samantha.
- Helado, porque ser gorda es gratuito.
- Pepinos. Esto es una larga historia...

Como dato curioso, Santiago Marrero tiene la costumbre de hacer uso de la lavadora. Sí, es cierto: el muchacho vive en una casa compartida, por lo que la colada a veces puede ser una locura, y sin lugar a dudas, es más barato que ir a la lavandería.
Sin embargo, cada vez que Sam hace un intento por decírselo, él pone cara de pena y dice “Yo enfrentarme a un vampiro por ti”, y Sam acaba aceptando. Eso sí: él viene a hacer su propia colada (sirviéndose de la aparición de Sam), y casi siempre después las invita a cenar.

Se encuentra en la planta superior, y es muy acogedora. De cuando en cuando, si encuentran la puerta abierta, ambos gatos tienen tendencia a subirse en la cama y hacer travesuras de las suyas. También cuenta con un saco de boxeo que Sam se compró al poco de instalarse en la casa, pues descubrió que golpear cosas con mucha fuerza (sobre todo si tiene la cara de alguien dibujada) te hace sentir bien.
Como dato curioso, en una ocasión, Sam y Gwen tuvieron una discusión sobre la temporada final de Juego de Tronos, y llegaron a “no hablarse” por un rato. La discusión en sí no tiene importancia. El caso es que Gwendoline terminó, enfadada, “yéndose a dormir” al cuarto de invitados.
Apenas permaneció cinco minutos allí, y ya estaba llamando a la puerta del dormitorio principal y diciendo “Vaaaale, a lo mejor Arya sí pudo pasar a través de todos esos caminantes, ¿me perdonas?”. Gwendoline, a veces, se emociona demasiado con la ficción.

A menos que sus horarios sean totalmente opuestos, suelen ducharse siempre juntas con la excusa de que así se ahorra agua. Sí, ya, se ahorra agua. Además, tienen un set de velas aromáticas para cuando se quieren poner más románticas y darse un baño de espuma, a los cuáles se han aficionado mucho.
Pese a que cada una tenga 'su lavamanos', ambas comparten el bote de los cepillos de dientes (el de Gwen azul y el de Sam rosa) y tienen la extraña manía de empezar una conversación SIEMPRE cuando se lavan los dientes, por lo que terminan hablándose como si estuvieran ensayando balleno. Además, al haber un mueble tan ancho en donde hay dos espejos, nada más entrar por la puerta de manera somnolienta, es altamente probable que tu meñique termine impactando contra la pata del mueble. Por las mañanas se escuchan muchas maldiciones y muchas veces han creído perder su meñique.

Gwendoline duerme por la parte de la cama que da a la ventana, mientras que Sam duerme por el otro lado. Desde el primer día eligieron esos sitios sin motivo aparente y, desde entonces, se ha quedado así.
Después de la broma de los pepinos, es común que Sam de vez en cuando deje un pepino en algún sitio extraño de la habitación (en la mesita de noche, en la estantería, sobre el escritorio, en la parte alta del armario) para que Gwendoline los encuentre. En realidad lo hace por toda la casa, pero el sitio más recurrente suele ser el cuarto.
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